"Loving Vincent" reflexiona sobre los últimos días de vida del genio de la pintura Vincent van Gogh y especula con la causa de su suicidio, a la vez que intenta realizar un mapa de la complicada personalidad del atribulado artista.
Vincent van Gogh es uno de mis pintores favoritos sino mi favorito por lo que, cuando me enteré de que se había realizado esta película que, además, había cosechado tan buen éxito de crítica, y de que ésta iba a ser proyectada en el Festival de cine de Gijón, no dudé en acudir a verla.
Se trata de una película de animación que combina las técnicas de rotoscopia y stop-motion para presentar la historia como un cuadro en movimiento del artista. La película supone un carrusel de imágenes que perfectamente habrían podido ser pintadas por van Gogh. De hecho, un mensaje al inicio de la misma nos advierte de que todas las imágenes han sido pintadas a mano por un equipo compuesto por más de 100 artistas.
Respecto a la historia, me ha gustado mucho bucear en estos últimos momentos de la vida de Vincent y, sobre todo lo que los acontecimientos nos esbozan sobre la personalidad del genio: un hombre enfermo, atormentado pero optimista, amante del arte y de la pintura y, por encima de todo, de su familia y más concretamente de su hermano Theo. Después de ver esta película quedo con ganas de hacerme con un volumen de las cartas a su hermano que Vincent escribió y que son reproducidas en parte a lo largo de esta cinta. También me ha gustado mucho el viaje de crecimiento personal de Armand Roulin, hilo conductor de la película que pasa, y hace pasar al espectador, de la pena y la compasión con el pobre Vincent a la admiración y la comprensión.
Pero sin duda si algo hay que destacar es el apartado visual. Durante 95 minutos el espectador tiene la sensación de vivir en un cuadro pintado por el mismísimo Vincent Van Gogh: el uso de los colores, los trazos, todo sorprende y se asemeja a su obra, recorriendo en ocasiones paisajes conocidos por sus cuadros y aportando, en otro caso, su particular visión a estampas de lo más pintorescas. Además, recomiendo a quien tenga la oportunidad, ver la película en pantalla grande, puesto que la experiencia adquiere mayor contundencia y uno es capaz de zambullirse de cabeza en esas pinturas que sólo ha alcanzado a contemplar detrás de una cinta en un museo.
Las diferentes técnicas de animación juegan totalmente a favor de obra y la película constituye una sinfonía de colores, arte y sensibilidad de principio a fin (incluyendo su muy acertada banda sonora). El simple hecho del humo saliendo de la chimenea de una fábrica se convierte en algo capaz de dejar con la boca abierta al espectador.
En resumen, una obra de arte convertida en película que homenajea al genio y que resulta un acercamiento para grandes y pequeños a la obra de este pintor en general, y al arte en particular. Altísimamente recomendable.