martes, 7 de marzo de 2017

Una lanza a favor de Reinas

Recientemente he finalizado con el visionado de la primera y única temporada de la serie Reinas, apuesta de Televisión Española para las noches de los martes. Mientras la estaba viendo sólo tuve acceso a un artículo publicado acerca de ésta que, para mi sorpresa, no la dejaba en muy buen lugar. Al terminar la misma, he revisado algunos artículos y críticas más y he tenido la impresión de que en general la serie ha sido mucho más criticada que alabada y mucho más odiada que seguida (a juzgar también por los pobres datos de audiencia cosechados). Sin embargo, en mi caso particular tengo que decir que, si bien fue un sentimiento cociéndose a fuego lento durante toda la emisión de la ficción, al haberle puesto punto final, puedo decir con conocimiento de causa que me gustaría romper una lanza en favor de esta serie.
Reinas se centra en la rivalidad entre las reinas María Estuardo e Isabel Tudor aunque también desempeña un papel bastante importante Felipe II de España. Intrigas, pasiones, guerras e intereses cruzados suponen el principal caldo de cultivo de esta producción de origen español.
En mi caso debo decir que he disfrutado enormemente con la serie. Los papeles del trío protagonista, especialmente Isabel Tudor me han mostrado personajes con mucho carácter y las ideas muy claras, capaces de velar y preocuparse por su pueblo mientras celebran fastuosos bailes. En este sentido, ha sido ampliamente criticado el papel de las dos reinas por ser presentadas como mujeres vulgares, poco inteligentes más preocupadas de frivolidades que del futuro de sus respectivos reinos. No puedo estar más en desacuerdo. Si que es cierto que la serie dedica tiempo a asuntos de índole más personal (matrimonios, relaciones extramatrimoniales, el mito de la virginidad de Isabel...) sin embargo, no nos engañemos, detrás de todas esas tramas siempre existen intereses políticos en los que las reinas demuestran desenvolverse como pez en el agua "a pesar" de su condición de mujeres. Asimismo la relación cada una a su manera con el sexo opuesto demuestra una gran inteligencia y un adelanto para lo que se esperaba de una mujer en aquella época.
Respecto a la falta de rigor histórico que se le achaca a la misma. En todo momento se nos vende como una ficción y no creo que haya sido calificada de documental en ninguna parte. Por tanto, si bien puedan producirse desviaciones del devenir histórico, si estas incurren en dotar a la producción de más acción no veo el problema. La serie cuenta con muchísimas referencias históricas que pueden despertar la curiosidad del espectador (en mi caso así ha sucedido) que tiene a su alcance numerosas fuentes para profundizar con el debido rigor histórico en la época. Sin embargo, si la serie fuese aburrida o mostrase a cualquiera de las dos reinas tocando un instrumento o hablando siete idiomas probablemente no excitase la mencionada curiosidad.
En resumen, esta serie no sustituye una clase de historia, pero nos acerca a una época de esplendor y decadencia, de intrigas y alianzas de manera intrigante.


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