Llevaba tiempo detrás de esta película porque me resultaba atractiva y por el reclamo que supone haber sido la ganadora del Óscar a mejor película 2016, y tengo que decir que me ha gustado mucho.
Básicamente, la película cuenta el desarrollo de la investigación por parte del equipo de investigación de un periódico desde un único caso de pederastia hasta el descubrimiento de un entramado mucho mayor que sacudirá los cimientos de la sociedad bostoniana.
Al margen de los entresijos de dicha investigación, lo que más me gustó y sorprendió de la película fueron las implicaciones personales de dicha investigación así como la posición del clero ante esta problemática.
Por un lado, evidentemente las consecuencias de estos actos en las víctimas, que responden a perfiles muy diferentes pero con un mismo dolor y desgarro por lo vivido. Incluso muchos años después, con sus vidas destrozadas en algunos casos y encauzadas en otros, el sentimiento de dolor prevalece.
Por otra parte, las implicaciones que el descubrimiento de esta trama suponen en las vidas del equipo de Spotlight y las personas que los rodeaban, cómo se tambalean su familia, sus creencias y su aparentemente perfecta comunidad.
En tercer y último lugar, destaca la reacción de total pasotismo y ocultación del clero. Una mezquindad e hipocresía que esta película denuncia y que los valientes miembros del equipo Spotlight lograron sortear.
En resumen, una película que muestra un terrible episodio de nuestra historia reciente pero también con un mensaje esperanzador.
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